Un complejo inspirado en la morfología de una roca sedimentaria dentrítica llamada Rosa del Desierto, un enorme espacio 457000 metros cuadrados de los cuales 131000 son de interior.
El museo contará con una superficie de unos 8.000 metros cuadrados de exposición permanente, otros 2.000 para exposiciones temporales, un auditorio con capacidad para 220 espectadores, dos cafeterías, restaurante y tienda. Todo ello rodeado por un jardín de 112.000 metros cuadrados que es una reinterpretación del desierto del emirato.
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Desde el uso de materiales hasta la morfología del edificio reflejan las intenciones del arquitecto de crear una conexión con la cultura beduina, ofreciendo a la vez una imagen de modernización mediante un diseño sostenible. Como si de una Rosa del Desierto se tratara, el edificio está compuesto por una serie de discos que varían en su curvatura y diámetro, y que se maclan entre sí de manera aparentemente azarosa.
Estas piezas se construirán con cerchas de acero, y se revestirán con paneles de hormigón rosáceo reforzado con fibra de vidrio. El espacio interior resultante consiste en una cadena de pabellones enlazados con terrazas exteriores que rodean un gran patio, evocando la forma de un caravansary —refugio que se utilizaba en las antiguas rutas comerciales beduinas—.
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